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Natural d'Arocas de Mar, un lloc al sud de Maracaibo
Tipus d'aparença amable,tocat per la Tramuntana.

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Algunas personas dicen que no entienden lo que usted escribe, incluso después de leerlo dos o tres veces. 
¿Qué les sugeriría que hiciesen? 
—Que lo leyeran cuatro veces. 

En esta mañana de fin de otoño en Sào Paulo, la respuesta de William Faulkner me permite entrar directamente en materia y acordarme de las diferencias entre libros que se venden mucho (porque, como decía Bolaño, “cuentan historia que se entienden”) y libros que, por inscribirse en una tradición más compleja de construcción de historias, “se entienden” menos y salen malparados cuando se les compara con esta narrativa que podríamos llamar “normal” y que no es otra que la que todo el mundo consume sin más problemas. 

¿Narrativa normal? 

¿Cómo interpretar algo así? ¿Narrativa que no marea la perdiz y toma la línea recta para contar algo? Creo que detrás de la división bolañesca se esconde un conflicto entre el impulso antiintelectual de la cultura de masas que no ha parado de crear monstruos y narradores sencillos —toda esa serie incesante de escritores que se adaptan que se someten a cierta tentación analfabeta y se presentan ante los lectores (para no asustar) como personas no intelectuales, alejadas de esa casta de gente que lo enrarece todo porque piensa demasiado— y el impulso de los que huyen de la narración lineal y conversan sobre libros y se interrogan acerca de cuestiones relacionadas con la realidad misma de la literatura, en busca siempre de nuevas formas que ayuden a encontrar la salida a tantas novelas decimonónicas y tantas obras vanguardistas mal copiadas: gente que ama la vieja oscuridad o dificultad en la construcción de historias, estilo Faulkner, o estilo Macedonio (Fernández), tanto da mientras se mantenga el espíritu de la complejidad y el laberinto. Enrrique Vila-Matas "Tipos complicados" (fragmento) Babelia 



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Las personas están siendo expulsadas de los espacios sociales y colectivos, se falsifican identidades al por mayor y la batalla de desbaratar las mentiras que circulan por la Internet está perdida. La clase de establecimiento que aún llamamos café fue un invento de los fumadores del siglo XVIII y así continuó siendo durante todo el siglo XIX (Baudelaire y Rimbaud sabían mucho de eso). Pero ahora los no fumadores han conseguido arrojar a los fumadores de un espacio estrechamente vinculado al tabaquismo desde su origen. Las ferias de libros de nuestro tiempo también muestran otra forma de usurpación. Si uno escucha la lista de nombres que expanden los altavoces, observa que casi todos son nombres de estrellas mediáticas o de otra naturaleza más o menos espuria, si bien de vez en cuando y como por casualidad, aparece el nombre de algún escritor. Otro ejemplo, la calle ha sido siempre en Occidente el espacio público por excelencia, y toda revolución y toda involución se han hecho fuertes o débiles sobre todo en las calles, sin embargo, es observable cómo van desapareciendo los bancos de calles y plazas. Hay que consumir, y colocar bancos confortables en las aceras no incita el consumo. Los cines eran espacios claramente sociales y asistir a ellos fue, en la edad de oro del cinematógrafo, una ceremonia social generadora de mitos. Ahora el cine se ve en casa, desde la cama o el sofá. Sigue habiendo cine pero su espacio social se ha desvanecido. A la usurpación de espacios sociales se ha añadido la usurpación de personalidades y la falsificación de identidades. En la historia de Roberto Bolaño que circula por ahí como un mithos, Bolaño figura como un alcohólico en México y como un heroinómano en Blanes. Los que lo conocieron aseguran que apenas si tomaba una cerveza de vez en cuando. Esa es la verdad, por más que se disgusten los amantes de las vidas malditas. En Nueva York, el mito Bolaño maltratado por las drogas es más duro que el granito y está perfectamente asentado. Allí la fábula de Bolaño que más triunfa es la de monje drogadicto y perdido en una oscura calle de Blanes a la que nunca llegaba la luz, como aquella de la canción de Lone Star. Jesús Ferrero "La edad de las usurpaciones" (fragmentos) 2012 El País



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Lo más fácil es quebrar una palabra en dos. A veces los fragmentos siguen viviendo, con vida frenética, feroz, monosilábica. Es delicioso echar ese puñado de recién nacidos al circo: saltan, danzan, botan y rebotan, gritan incansablemente, llevando sus coloridos estandartes. Pero cuando salen los leones hay un gran silencio, interrumpido sólo por las incansables, majestuosas mandíbulas… Los injertos ofrecen ciertas dificultades. Resultan casi siempre monstruosos débiles: dos cabezas rivales que se mordisquean y extraen toda la sangre a un medio cuerpo; agilas con picos de paloma que se destrozan cada vez que atacan; palomas con picos de águila, que desgarran cada vez que besan; mariposas paralíticas. El incesto es ley común. Nada les gusta tanto como las uniones en el seno de una misma familia. Pero es una superstición sin fundamento atribuir a esta circunstancia la pobreza de los resultados. Llevado por el entusiasmo de los experimentos abro en canal a una, saco los ojos a otra, corto piernas, agrego brazos, picos, cuernos. Colecciono manadas, que someto a un régimen de colegio, de cuartel, de cuadra, de convento. Adulo instintos, corto y recorto tendencias y alas. Hago picudo lo redondo, espinoso lo blando, reblandezco huesos, osifico vísceras. Pongo dique a las inclinaciones naturales, y así creo seres graciosos y de poca vida. A la palabra torre le abro un agujero rojo en la frente. A la palabra odio la alimento con basura durante años, hasta que estalla en una hermosa explosión purulenta, que infecta por un siglo el lenguaje. Mato de hambre al amor, para que devore lo que encuentre. A la hermosura le sale una joroba en la u. Y la palabra talón, al fin en libertad, aplasta cabezas con una alegría regular, mecánica. Lleno de arena la boca de las exclamaciones. Suelto a las remilgadas en la curva donde gruñen los pedos. En suma, en mi sótano se corta, se despedaza, se degüella, se pega, se cose y recose. Hay tantas combinaciones como gustos. Pero esos juegos acaban por cansar. Y entonces no queda sino el Gran Recurso: de una manotada aplastas seis o siete —o diez o mil millones— y con esa masa blanda haces una bola que dejas a la intemperie hasta que se endurezca y brille como una partícula de astro. Una vez que esté bien fría, arrójala con fuerza contra esos ojos fijos que te contemplan desde que naciste. Si tienes tino, fuerza y suerte, quizás destroces algo, quizás le rompas la cara al mundo, quizás tu proyectil estalle contra el muro y le arranque unas breves chispas que iluminen un instante el silencio. Octavio Paz "Trabajos del poeta" 1949  



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Esa clase de músicas obsesivas son el último y quizás bien modesto camino que le queda a la literatura después de la muerte de la literatura. Son músicas de malogrados para malogrados. Y en ellas se concentra —como un hondo zumbido fuera del tiempo— nuestra postrera posibilidad de supervivencia. Te escucho lector, y no te negaré que casi se acabó la fiesta y que el cielo radicalmente negro siente indiferencia por todos, pero imagina, por un momento, que vas por ese último trayecto que le queda a la literatura y estás con los personajes de tu propia música en la última frontera, perdido en el desierto de Sonora, por ejemplo, al final de todas las búsquedas, o en la biblioteca gótica del gran Gatsby y te llamas Ojos de Búho y eres aquel tipo de grandes lentes que va siempre aturdido después de haber comprobado con asombro que los libros de la casa de Gatsby no son falsos. Pongamos, además, que hay luna llena y banjos en el jardín —¿No lo ven? —dices—. Lo he comprobado. Los libros son de verdad. Frases desesperadas como ésta, aunque cargadas de una exaltación de la supervivencia, componen la trastornada música de los malogrados: frases que son como suaves borrascas taciturnas, pensadas para un tiempo inestable, aunque no tan vacilante como quieren hacernos creer. Enrique Vila-Matas "Música para malogrados" Babelia 2012



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Policarpo, obispo de Esmirna y padre de la Iglesia, habría dicho en el siglo II, según se lee en la Patrología de Migne: “¡Dios mío! ¡En que tiempo me habéis hecho nacer!”. Preparando algunos de sus libros históricos, Flaubert leyó esta expresión y la hizo suya: ya nunca le abandonaría la sensación de que había nacido en el peor de los siglos posibles, y así quedó reflejado por lo menos en su novela póstuma, uno de los monumentos de la literatura del siglo XIX. Pero eso no significaba ninguna novela. Cien años antes que el mártir cristiano —cuando la República se tambaleaba— Cicerón había exclamado algo similar: o tempora, o mores. Cada generación, como es sabido, ha alabado las virtudes de las anteriores, y cada siglo, según el parecer de nostálgicos e incluso realistas, ha considerado a los siglos pretéritos como algo superior. La teoría de que la historia no hace más que acumular ruinas a nuestras espaldas (Walter Benjamin) posee un atisbo de optimismo, pues mejor habría sido nacer antes (o no nacer, según Calderón), si cada siglo que pasa amontona nuevos escombros ante toda mirada retrospectiva. Alguien recordó que el atardecer no existía como tema poético para los griegos. Todo el mérito era para el amanecer y sus múltiples metáforas: la aurora, el alba, el despertar. Recién en Roma, con la declinación del imperio, Virgilio y sus amigos empezaron a celebrar el ocaso, el crepúsculo, el fin del día. ¿Habría entonces escritores del amanecer y escritores del crepúsculo? Esas son las listas que me gusta hacer. Pero en cambio ahora que ha caído la noche y me alumbra una vieja lámpara uruguaya me gustaría reconstruir un sentimiento ligado a la puesta de sol. ¿Cómo podríamos definir un día perfecto? ¿Para eso escribo un diario? Para fijar —o releer— uno de esos días inolvidables. Ricardo Piglia "Un día perfecto" Babelia  



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Josep Antoni Duran Lleida, el sexagenario líder de Unió Democràtica de Catalunya, será reelegido con toda probabilidad presidente del comité de gobierno del partido en el 25º congreso, que Unió celebrará en Sitges. Duran, que lleva casi 30 años al frente de Unió, tiene un control absoluto del partido y es prácticamente imposible que la candidatura alternativa de Josep Maria Vila d’Abadal pueda conseguir la victoria. Vila d’Abadal, que ha denunciado presiones y falta de democracia interna, posee un perfil político eminentemente municipal y actualmente es alcalde de Vic y diputado en el Parlamento. En su equipo también cuenta con nombres relacionados con la arena política local y con algunos militantes históricos. Duran, en cambio, presenta una candidatura continuista repleta de personas que ocupan puestos de confianza en distintos niveles de la Administración catalana. Por su parte, Duran es probablemente el político catalán que más cargos ha ocupado gracias a otro partido: CDC. Así, Duran ha sido concejal, teniente de alcalde, director general de la Administración catalana, diputado en el Parlamento europeo y consejero del Gobierno de Cataluña, y hoy es diputado en el Congreso. Las casi cien páginas de la ponencia oficial contienen pocos cambios, recuperan los viejos principios del manifiesto fundacional de 1931 y reiteran conceptos pretéritos con un ligero barniz de actualidad política. Por su parte, las 10 páginas que resumen los ejes programáticos de Vila d’Abadal reclaman una nueva cultura política dentro del partido, cambios en la toma de decisiones, supresión de la delegación de voto, listas abiertas, limitación de mandatos, menos presidencialismo y separación entre el partido y la actividad institucional. La ponencia oficial presenta graves deficiencias teóricas cuando expone el modelo de estado. Por un lado se habla de Estado confederal en la gestión de cultura y Estado federal en materia económica, financiera y fiscal, y de Estado asimétrico en el resto de los ámbitos. Se trata de una entelequia que conllevaría un clamoroso suspenso si se tratara de un examen sobre modelo de Estado. Por su parte, el ideario que defiende Vila d’Abadal considera anticuada y fracasada la defensa de la confederación ibérica y apuesta sin ambages por la independencia de Cataluña y por el Estado propio. Finalmente, la candidatura de Vila d’Abadal hace una firme e insólita defensa de las actitudes de austeridad en tiempos de crisis. Así, afirma que los dirigentes de Unió deben ser “decorosos en sus comportamientos y en la elección de los espacios donde desarrollan sus actividades (sic)”. Duran, sin embargo, sigue instalado en una lujosa suite del Hotel Palace de Madrid sin reconocer que su escasa eficacia negociadora con el Gobierno de Rajoy (exceptuando un par de indultos) quizás no justifica tanto lujo, sin pensar en las alarmantes cifras de paro y de nueva pobreza que hay en Cataluña, y sobre todo sin ser coherente con la ética social del humanismo cristiano que se supone que defiende Unió Democràtica. Jordi Matas Dalmases “Duran y el humanismo cristiano” El País 28/04/12 



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Tot comença per les proporcions. L’arquitectura és l’art de l’equilibri; de la mateixa manera que el cos es regeix per unes lleis precises —la llargada dels braços, de les cames, la posició dels músculs—, un edifici obeeix a unes regles que en garanteixen l’harmonia. La planificació és la clau d’una façana, la bellesa d’un temple prové de l’ordre, de l’articulació dels elements entre ells. En un pont, ha de ser la cadència dels arcs, la seva curvatura, l’elegància dels pilars, dels ulls, del tauler. Hi ha les impostes, els intradossos, els ornaments per a les zones de transició, és clar, però el que ha de resultar decisiu és la relació entre voltes i pilars.  



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És segur que no tornaré a veure mai més el lloc on vaig créixer. Us podria odiar per això, a tu i la teva creu. Hi tindria tot el dret. El meu pare va morir durant les fatigues del viatge. La mare és enterrada a dues parasangues d’aquí. El soldà Baiazet ens va acollir, en aquesta capital conquerida als romans. És de justícia. Ull per ull, ciutat per ciutat. Ja no tremoles. T’acaricio lentament i tu restes de glaç, fred com un riu. La meva història et desplau? Dubto que m’escoltis de veritat. Deus comprendre alguna paraula, fragments de frases. Et sorprèn que parli castellà. Moltes més coses et sorprendrien si haguessis conegut Granada. No sento amargura. Un pàl·lid sol hivernal il·luminal’Andalusia d’avui, la primavera no hi tornarà mai. Les coses passen. La llum se’n va a l’altra banda de la terra, qui sap quan tornarà. No et conec, estranger. Tu no saps res de mi, tot el que tenim en comú és la nit. Compartim aquest moment, a pesar nostre. A pesar dels cops que hem rebut, de les coses destruïdes, sóc al teu costat, dins la foscor. No t’entretindré amb les meves històries fins a l’aurora. No et parlaré ni de genis bons, ni de vampirs terrorífics, ni de viatges a illes perilloses. Deixa’t fer. Oblida la por, aprofita’t del que sóc, com tu, un tros de carn que no pertany a ningú més sinó a Déu. Pren una mica de la meva bellesa, del perfum de la meva pell. Se t’ofereixen. No serà cap traïció, ni cap promesa; ni cap derrota, ni cap victòria. A penes dues mans empresonant-se; com uns llavis que es premen sense unir-se mai. Mathias Enard "Parla'ls de batalles de reis i d'elefants"


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“Al periodista que em preguntava quina era la meva posició al conflicte d’Orient Mitjà, no vaig poder-li mentir, i li vaig haver de confessar que la meva posició contenia una tal impossibilitat que ja no era una posició, sinó que era una contractura. Una torticolis total. No tinc posició, no tinc bàndol, estic simplement trasbalsat perquè pertanyo tot sencer a aquesta violència. Miro la terra del meu pare i de la meva mere, i mi veig: jo podria matar i podria ser dels dos bàndols, dels sis bàndols, dels vint bàndols. Podria envair i podria aterrir. Podria defensar-me, fins i tot —això és el súmmum— tant si fos l’un com si fos l’altre sabria justificar cadascun dels meus actes i justificar la injustícia que m’habita. Aquesta guerra, soc jo, jo soc aquesta guerra.” Wajdi Mouawad 2012



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“No hi ha democràcia a Espanya ni fora d’Espanya. La gent està boja? No, la gent està manipulada. L’opinió pública no és l’opinió pública. L’opinió pública no és el resultat del pensament reflexiu de la gent. I això passa per dues raons. La primera és perquè no estem, en general, educats per a pensar, per a tenir pensament crític. Davant les eleccions, la gent no raona, no pensa, no fa un estudi, una anàlisi. S’escull sobretot per raons viscerals, per les característiques de qui parla, per la veu que té, per les mentides que explica i que s’accepten. La segona raó es perquè el poder existent, que avui és el poder econòmic, domina els mitjans d’informació i inculca a la gent les idees pels mitjans d’informació. La gent, avui, jutja sobretot pel que veu a la televisió. I vota segons el que veu i li diuen a la televisió. I no pensa en absolut en el que li amaguen. De manera que, en part, no se’ns està formant per ser veritables ciutadans conscients. I en part no se’ns educa, sinó que se’ns condiciona per a manipular i crear opinió. El que anomenen opinió pública és una opinió mediàtica creada per l’educació i els mitjans. Ambdues coses controlades pel poder. Res més.” José Luís Sampedro 2012




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Una no ha subido a lo más alto de la Torre Agbar para contemplar precisamente el paisaje sino para pasar cuentas con el responsable de mi destino y aquí arriba he llegado a la conclusión de que las respuestas se gestionan por riguroso orden según el estatus de cada cual así que me veo cortando de raíz todos los cabos del noray que me sujetan a ese puerto de tiniebla azotado por la vida canalla y por cuyo malecón me paseo sin bragas en medio de la galerna bajo el precario abrigo de una rebeca de cachemir medio comida por la renuncia y añado que no siento ningún rencor ni por supuesto animadversión alguna hacia las personas que habitan los edificios colindantes a este magnífico mirador desde el cual no dejo de espiar cómo gestionan su torcido día a día con el empeño de un Sísifo ávido de los mejores augurios para poder afrontar aquello que no se deja atrapar y que algunas lenguas de dudoso crédito se empeñan en afirmar que se halla preñado de promesas incumplidas por causa de políticos de medio pelo que sin ningún rubor siguen cobrando inconfesables sueldos que por supuesto ninguno de sus administrados jamás podrán alcanzar a menos que se apliquen en las estrategias del despiste y escapismo que sin lugar a dudas son técnicas perversas que algunos aborrecen e incluso otros son capaces de denunciar a pesar de que todos no seamos iguales ante la justicia contradiciendo así la palabra del rey y haciendo caso omiso del mensaje navideño puesto que algunos por puro mimetismo hacen sus pequeños trapicheos pagando al lampista en negro porque el país damas y caballeros es tramposo y éste precisamente es el motivo por el cual una servidora se encuentra encaramada en la cúspide del falo que señala la entrada al distrito 22@ sin duda el icono de la modernidad que pienso derribar y desde el cual quiero negociar la incertidumbre que encierra mi futuro diciéndole al mundo toda la verdad y nada más que la verdad ya que de seguir así nunca aprenderé a construir buenos diálogos. r. freixenet "Incertidumbre" 2012



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Me llamo Luisa Camacho Escalera y nací en Arocas de Mar el día de todos los santos de 1978 en el carricoche de un matrimonio rondeño que ejercía de funambulista en el Circo América. Fue en la madrugada de un lunes que llovía a cántaros y hacía un par de horas que había terminado la función. El reloj del microondas Westinghouse señalaba las 2:15 cuando mi madre, Inmaculada Escalera, le dijo a mi padre, Pepe Camacho (yacente a su lado): “la niña ya está en puertas”. Primero fueron las contracciones, las respiraciones, los quejidos hondos, después apareció mi cabeza seguida de mi cuerpo y, a continuación el susto, que de un certero tajo la navaja plateada de mi padre cortó el cordón umbilical. Crecí rápido, la vida circense estaba plagada de urgencias, de promiscuidades y de incertidumbres. Entré en la edad adulta con el ímpetu de una mula, era gorda, propicia al sobresalto y ocupaba la plaza de mujer forzuda en el circo que me vio nacer. Junto a mi partener el enanito Calixto logré los mayores éxitos: el número “La lanzadera humana” consistente en tirar por los aires al enano con la fuerza de mis brazos, fue visto en todo el mundo y, cuando la fama me sonreía, y todo parecía ir viento en popa, me quedé sola y embarazada de Calixto en medio de Manhattan. El enano me dejó tirada por una estrella de Hollywood que le había prometido un contrato millonario, era una mujer sofisticada de mirada lánguida y generoso escote que, en realidad, sólo ansiaba al enano por estar muy bien dotado. Así que al cabo de los años, por imperativos del vivir, tuve que dejar tras de mí la bohemia, el aplauso, las noches de sexo, droga y vino peleón. Y ahora estoy aquí, en Orihuela, agobiada trabajo de cajera en “Híperclas Supermercados” con un sueldo que apenas si llega para el alquiler y la manutención de ambos, la de mi hijo y una servidora. "Aprovechando las rebajas del super, le he comprado a mi hijo Jonathan, para su primera comunión, un traje de luces en oro y grana con escapulario y misal galácticos a juego con mi bata de cola. Estamos que ni pintados, pero me asalta la duda de si pasaremos o no desapercibidos." "A mí me dices “la caja o la vida” que soy una madre soltera con un sueldo de miseria y menos agallas que un pollo frito, me amenazas a mí que debería matar por mi empleo y no soy otra cosa sino una cobarde. Llévate todo lo que quieras, pero no me hagas daño." "Ahora apareces Calixto, ahora que ya tengo criado al Jonathan, que le he dado unos estudios primarios y tiene un trabajo en la hostelería y un empleo de hondero por horas en Felanitx. Como puedes comprender, cansada de esperar tu regreso, me he echado un novio senegalés 20 años más joven que una servidora. Y aunque reconozco que lo nuestro estuvo bien, el futuro me ha dado seguridad y una singular y oronda belleza que no cambiaría por nada."


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Descripción libre del estado de un personaje de Yasunari Kawataba: Es Navidad, y Oki, un solitario recalcitrante de indefinida edad, de cabeza angular, brazos cortos, dedos nerviosos y ojo poderoso que lo ve todo, ha escogido precisamente ese día para viajar a lo largo de las próximas 6 jornadas a bordo de la nave interplanetaria cuyo destino Plinius le tiene obsesionado. Descubrió en anteriores viajes que los plineanos y plineanas igual que él, son seres en extremo independientes y autosuficientes en grado sumo, que gustan de lo bello y, así mismo, añoran deprimirse con lo triste. Una sofisticación de la evolución del ser que lo hace más sensible y, sin embargo, menos vulnerable que sus antepasados originales, los cuales dependían de dogmas y de aprendizajes previos al nacimiento. El hombre actual no nace sino que crece, evoluciona y vive la eternidad feliz con su confortable soledad en medio del espacio infinito. Así que Oki, se siente a gusto completamente solo y no desea nada más que poder estar el día primero de año en esa situación tan placentera de no ver ni oír a nadie, mientras contempla aquella butaca del extremo que gira, mientras piensa en el destino, mientras en ese instante llega el camarero con el té.      r. freixenet "Madre soltera de 34 años desasosegada busca amparo" 2012    



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Mi nombre es Sandalio Medina de profesión mediador de conflictos, y nada me gustaría más en la despedida del curso de cuento (sep/dic 2011) que poderles hablar a todos ustedes, señoras y señores, de la infinita paranoia que rezumaba la ciudad de Arocas de Mar —a escasos 50 minutos de Maracaibo en coche— donde creí vislumbrar en medio de su luz otoñal a la sexadora de pollos Sara López, la hikikomori, los componentes del grupo expedicionario africano, la obesa del sueños 2404 y a Mariquita Valparaíso con la sombra china. Un puñado de colegas —criaturas del mismo autor— que paseando de incógnito por la bahía con forma de ala de gaviota, especulaban con el delirio de que aquel punto geográfico disperso en el mapamundi no era otra cosa sino una señal, un indicio razonablemente fiable de la idoneidad del lugar para hacer el gran salto al abismo arrastrando con ellas a toda la humanidad. “Quien siembra vientos, recoge tempestades” este es el conflicto del autor que creyéndose un dios dibuja a sus personajes en medio de la tragedia y del caos sin percatarse siquiera de que la mala vida que les ha impuesto, les puede llevar a tomar decisiones drásticas no deseadas. Por todo ello, precisamente, la mano que escribe ha creado mi perfil a modo de apagafuegos. Los Medina hemos sido siempre gente educada que ha frecuentado las mejores universidades y se nos reconoce por la elegancia del lenguaje y la manera personalísima de establecer relaciones con el entorno. El dibujo de mi vida está salpicado de amabilidades, deferencias, cortesías, buenos modales y todo lo que denota el haber recibido una educación exquisita, de la cual me siento orgulloso, distinguido, y en cuanto puedo hago gala de ello: en una ocasión que iba en tren, por no ser inoportuno con un señor que leía mi periódico por encima de mi hombro hice un recorrido extra de 60 kilómetros. En el día a día cedo mi sitio en el metro, el autobús, la pescadería y, en cuanto me lo permiten, les llevo a las señoras el carrito de la compra hasta su casa, me desvivo por ser útil y por mediar en cualquier asunto que sea necesario acercar a las partes en conflicto. La luz crepuscular de Arocas de Mar me mostró cuan desagradable podía llegar a ser el asunto que se estaba elucubrando en su bonita bahía por parte de aquellos personajes heridos en su amor propio por la ambición literaria de su autor, por lo cual, sin más dilación me acerqué a ellos desplegando el juego de imágenes de la concordia: reflexionamos juntos si el autor en el papel de escritor del texto o los personajes como artistas, si podían apropiarse o no, en nombre del arte, de las intimidades ajenas y dejar sin voz a las auténticas víctimas —los espejos donde se miraron para construir sus papeles—. Pregunté si se podía crear a partir de saquear vivencias y si era lícito hacerlo y, por último, afirmé que sin el autor jamás hubiera existido ninguna sexadora de pollos llamada Sara López, ni la hikikomori, ni el grupo expedicionario africano, ni la obesa del sueño 2404, ni la valenciana Mariquita Valparaíso con su sombra china, ni la ciudad de Arocas de Mar, ni su espléndida bahía con forma de ala de gaviota, ni por supuesto, yo mismo Sandalio Medina servidor de ustedes. Así que quedamos como colegas y nos fuimos a celebrarlo con unos vinos en Casa Antúnez, el punto estratégico desde el cual se debía haber hecho el gran salto. r. freixenet "El gran salto" 2011




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“…justamente allí,
donde los atavismos no son sino presagios,
un sagrado animal protege nuestros sueños”
 
J.M.Caballero Bonald "Manual de infractores" 


Justamente allí, en el epicentro del sueño 2404 y no en ningún otro, era precisamente donde se encontraba arrebatadoramente bella, a gusto consigo misma. Por ello tuvo que especializarse en un largo y agotador aprendizaje como enlazadora de sueños que, con el tiempo, la llevó a ser depositaria de un amplio catálogo en cuyas capturas se podía escoger entre la diversidad de lo onírico. Hay que decir sin embargo que el 2404, a diferencia del resto, no fue nada fácil de enlazar ni de domesticar —para una mayor eficiencia se recomienda no dejar a los sueños en estado puro— su carácter en extremo nervioso la llevó a cuestionar el hecho de seguir en él o de abandonarlo para siempre a su suerte. No lo hizo, insistió en el empeño de colonizarlo, de explorar sus contenidos y la verdad, no fueron caminos de rosas las experiencias que le aguardaban. El 2404 le mostró el espanto de las criaturas atrapadas en el laberinto, en la sordidez de los hierros mohosos de una ciudad extraña, arrasada, contaminada por la pertinaz lluvia ácida; allí mismo le mostró su dificultad física para poder escapar de sus captores cargándole los pies con plomo, también la hizo padecer en el andén ferroviario viendo como una y otra vez era incapaz de alcanzar el estribo de su último tren. Y un día, desesperada, echó a volar y voló. Aquella decisión in extremis en las narices de sus perseguidores hizo cambiar de estrategia al 2404: su cara amable, en un viaje relámpago la llevó en volandas desde el “tajo” de Ronda hasta “la roca” de Arocas de Mar por autopistas que a su paso se desplegaban y replegaban, por túneles dibujados en las montañas, ciudades de papel reciclado, valles ahítos de besos y playas de mares onduladas cuyas olas paralelepípedas bañaban con mimo las excesivas nalgas de madonas de vida disipada. Y al arribar por fin a su destino: esbelta, maravillosa..., vio —como nunca había visto— que su obesidad era bella, en medio de aquella bahía con la forma de ala de gaviota de la ensoñación catalogada con el número 2404 r. freixenet "Sueño 2404" 2011 



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Tumbuctú (carte Afrique ouest: 1/1000000 Institut géographique national). Desplegada sobre el escritorio se la ve amarillenta, raída, manchada por las arenas y el sol rugiente de las rutas saharianas, sin embargo, muestra orgullosa las cicatrices que le han dejado en la piel añosa los viajes —bajando la vista a su plano horizontal— se aprecia en la inmensidad del espacio ocre como emergen por toboganes de arena, entre la rotundidad de los cuerpos de volubilidad mudable, tres todoterreno y un camión de asistencia que siguen raudos el trazo rojo hasta Gourma-Rharous, lugar de embarque para atravesar el caudaloso rio que cruza la carta por su parte inferior derecha y, aunque su edición se remonte a 1963, actualmente, en nada ha cambiado el desierto ni la cinta azul del rio Níger que lo serpentea de Gao a Tumbuctú, para desparramarse finalmente en las marismas de los lagos Niangay, Augoundou y Debo, fuera de los límites de esta carta. Los límites grafiados en grados, minutos y segundos, un rectángulo formado por el norte, sur, este y oeste, cuya superficie real es de 280.000 kilómetros cuadrados, permiten con la ayuda de una GPS concretar una señal en medio del mayúsculo espacio árido que, no es otra cosa, sino una retícula invisible en el papel —con la nariz pegada al filo de la carta— se huele el olor antiguo atrapado en sus pliegues, se ven símbolos, garabatos y borrones. Las cruces señalan altos en la ruta, verificaciones exactas de estar en un punto del territorio, son respiros profundos de saberse en el camino. Las aspas envueltas en un circulo indican las acampadas en medio del desierto, con los coches aparcados en rededor del lugar elegido, la limpieza y revisión de las mecánicas, engrases y rellenado de combustible, los aseos personales, el encendido de los fuegos, los distintos olores de las fritangas a cual más apetecible que hacen salivar a los viajeros y, la música de jazz, que transgrede el silencio profundo mientras se desmaya el día a la vera de una cervecita fresca, y la noche, que propicia el sosiego y la relajación bajo el influjo de la luna, las estrellas y la colosal inmensidad que lo rodea todo junto con los peligros que acechan al hombre blanco en África. En este lugar de película, de súbito, han desaparecido todos los sueños de “Mogambo” —a vista de pájaro— se ve como el grupo es secuestrado por la Jihad islámica, la cual confisca el dinero y las pertenencias —desde lo más alto— se percibe una excesiva y agigantada madre África que, con un irrefrenable impulso protector, abraza al campamento y lo convierte en un insignificante punto de luz oscilante en el magnífico arenal del gastado papel —de tan lejos— se ve igual como una cagada de mosca que, con sólo rascarla, desaparece por completo de la erosionada carta de navegación parisina con sede en el cartier VIIº, 136 bis rue de Grenelle, única responsable de guiar al grupo expedicionario en todo el recorrido por sus confines territoriales, o sea: lo que abarca en el papel escala 1/ un millón, 16º a 20º Norte / 0º a 6º Oeste, de esta carta de navegación a Tumbuctú, vieja pero orgullosa de haber sido viajada r. freixenet "Carta de navegación" 2011



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En la vieja taberna 
la tiza dibuja el alma humana
mejor que cualquier pensamiento filosófico

Debía de haber pensado
que para un contable
no sería fácil ejercer de mariachi

Las imágenes, pensamientos, silencios
no son otra cosa sino
palabras en construcción

Era tan buena simulando
que en las fiestas
se hacía pasar por Greta Garbo

Equidistaba tanto de su media sonrisa
que una noche de cuarto creciente
optó por la invisibilidad submarina

Salió a la calle con su pancarta
su pito de todo a cien y
su gorra de fino la guita
r. freixenet "haiku" 2011




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A pesar de que ahora esté recién construida para el II ejercicio de escritura creativa y no tenga un nombre propio, por mi cuerpo de aire ha pasado mucha vida, mucha desolación, mucha ansiedad, mucha locura. Cuando estaba en la piel de Sara López y era consciente del estado de mi nevera vacía, insistía en abrirla por si había acaso algún resto comestible y entonces, invariablemente, me pillaba el ataque: vivir sólo de café y no perder en el viaje ni un mísero kilo me llevó al desencanto, me arrastró a la mala praxis de comer cuanto quisiera, me condujo a olvidar la figura ideal que había soñado, junto con el novio que tanto deseaba y la maravilla de vivir en una casita con jardín; cosa que nunca alcanzaré, debido a que mi autor me quiere obesa y un pelín borde. Así que digo sin rubor que he convivido con diversos amantes clandestinos, a cual más canalla, que mis orígenes han sido tan dispares como las heroínas que me ha tocado encarnar, que he catado el licor ardiente como metal fundido de las viejas tabernas y, que estoy de vuelta de la droga, el sexo y el rock and roll, del régimen “café sin azúcar – nevera vacía”, de más de un psicoanalista argentino y, por supuesto, reniego de la ética y de la estética. Soy una mujer excesiva envuelta en gasas de colores chillones, que vive hacinada en medio de la sordidez de las cuatro paredes que conforman el espacio que habita de seis metros cuadrados. Soy una bella durmiente que recostada en una chaiselonge antigua degusta el olor dulzón de los menudillos encebollados que a fuego lento se van cocinando. Soy una hikikomori de 180 kilos realquilada en un ignominioso quinto piso que se niega a salir a la calle y, sin embargo, desde el involuntario encierro soy capaz de vislumbrar el papel que debo desempeñar en esta historia a partir de las limitaciones de movilidad que exige mi perfil, una hechura XXL impuesta como castigo por la mano que escribe y que igual que hiciera Sísifo, no cejaré en el empeño de empujar la idea de gran volumen cuesta arriba con inútiles recetas de adelgazamiento que, una y otra vez, impúdicamente, me remiten al punto de partida. Así que la hikikomori que represento, envuelta en gasas evanescentes de colorines y de nuevo pillada en un ataque de ansiedad, se vio a si misma montada en un corcel alado interplanetario que, no era otra cosa sino la Chaiselonge antigua, para iniciar el ciclo sin fin de infructuosas subidas y bajadas a la galaxia remota, y en su atropellado despegue a punto estuvo de tragarse la jaula del periquito tartamudo, la bombona de butano y el plástico amarillento que envolvía la clavellina reseca de aquel balcón de Robadors,34, 5º piso sin ascensor. r. freixenet "Hikikomori" 2011



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¿Qué sucedería si un día llegaras a tu casa y encontraras en ella a una pareja desconocida? Si un día llegara a casa y encontrara a una pareja extraña viviendo en ella, lamentablemente, no podría hacer nada. No podría echarlos, ni cortar la luz, ni el agua, ni llevarme la lavadora, sólo podría denunciarlos y esperar pacientemente a que un juez dictase el desalojo. Este es el lado legal, sin embargo, también existe un lado oscuro e ilegal de una efectividad contrastada que exige riesgos: la estrategia consiste en aparentar normalidad y quedarse a vivir con ellos, compartiendo las tareas domésticas, los juegos de mesa, la tele basura y los fondos comestibles de nevera. Consolidada la relación de colegas hasta el punto de sentirse unidos en el mismo destino, cualquier noche, después de haber vaciado del todo la nevera, es el momento de presentar sobre la mesa la versión moderna del juego “Los dos cerditos y el lobo”. Instrucciones de uso: la pareja de ocupas asumen el rol de cerditos muy cerdos que se ponen hasta el culo de anís escarchado, el resto es una labor de cuchillería japonesa y de almacenamiento frigorífico de la comida invernal del lobo. r freixenet "Ocupas" 2011



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—Plato, taza, cucharilla —repetía una y otra vez a la espera del sueño. Vivía sola. Tenía un empleo de sexadora de pollos en Gallina Blanca —a 2 horas largas en tren de casa—. Había cumplido los 49 y estaba separada desde los 25. Sara López no tenía hijos, sin embargo, le sobraban tantos quilos como  realidades objetivas de que su vida personal y sentimental, por no cumplir con la estética, zozobraba en el mar del caos, de que era insufrible la indiferencia social y las noches de infinita soledad, de que estaba próxima al lugar sin retorno y era necesario cortar por lo sano e imponerse la receta “Plato, taza, cucharilla” (café sin azúcar - nevera vacía). En el regreso en tren, reflexionaba sobre el agobio de la jornada y en particular sobre el encargado, un tipo duro, que en una ocasión fue su amante ocasional; un amante de una noche y, no por él, sino por ella: su oponente, además de sufrir de halitosis, carecía del tacto y de la creatividad del amante común; así que ella le dio puerta, cosa que el otro, jamás le perdonó. Sara se vio sometida a un control, a una exigencia férrea y en los últimos días se le cuestionaba incluso el bajo rendimiento laboral. Sobre este punto, a pesar de sentirse dolida, reconocía sin embargo que tanto café le hacía perder la debida concentración en el momento de sexar y eso, en modo alguno, no podía pasar desapercibido. Aquel día había llegado a casa apenas sin aliento y aunque estaba al cabo de la calle del estado de su nevera, la abrió de par en par, por si había acaso algún resto comestible. Desolada, pillada en el ataque de ansiedad, con los ojos como platos y los vellos igual que escarpias, marchaba tiesa arrastrando los pies a lo zombi en busca de la cafetera y, de un sólo trago, se la bebió entera. Nada tardó en aparecer la náusea, el temblor, el vómito…, y aquel sonsonete odioso de los querubines del sueño: 
—Plato, Taza, cucharilla —repetía una y otra vez… r. freixenet 2011 "Plato, taza, cucharilla" 


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Manzanas levemente heridas 
por los finos espadines de plata,
nubes rasgadas por una mano de coral
que lleva en el dorso una almendra de fuego,
peces de arsénico como tiburones,
tiburones como gotas de llanto para cegar una multitud,
rosas que hieren
y agujas instaladas en los caños de la sangre,
mundos enemigos y amores cubiertos de gusanos
caerán sobre ti. Caerán sobre la gran cúpula
que untan de aceite las lenguas militares
donde un hombre se orina en una deslumbrante paloma
y escupe carbón machacado
rodeado de miles de campanillas.

Porque ya no hay quien reparta el pan ni el vino,
ni quien cultive hierbas en la boca del muerto,
ni quien abra los linos del reposo,
ni quien llore por las heridas de los elefantes.
No hay más que un millón de herreros
forjando cadenas para los niños que han de venir.
No hay más que un millón de carpinteros
que hacen ataúdes sin cruz.
No hay más que un gentío de lamentos
que se abren las ropas en espera de la bala.
El hombre que desprecia la paloma debía hablar,
debía gritar desnudo entre las columnas,
y ponerse una inyección para adquirir la lepra
y llorar un llanto tan terrible
que disolviera sus anillos y sus teléfonos de diamante.
Pero el hombre vestido de blanco
ignora el misterio de la espiga,
ignora el gemido de la parturienta,
ignora que Cristo puede dar agua todavía,
ignora que la moneda quema el beso de prodigio
y da la sangre del cordero al pico idiota del faisán.

Los maestros enseñan a los niños
una luz maravillosa que viene del monte;
pero lo que llega es una reunión de cloacas
donde gritan las oscuras ninfas del cólera.
Los maestros señalan con devoción las enormes cúpulas sahumadas;
pero debajo de las estatuas no hay amor,
no hay amor bajo los ojos de cristal definitivo.
El amor está en las carnes desgarradas por la sed,
en la choza diminuta que lucha con la inundación;
el amor está en los fosos donde luchan las sierpes del hambre,
en el triste mar que mece los cadáveres de las gaviotas
y en el oscurísimo beso punzante debajo de las almohadas.

Pero el viejo de las manos traslucidas
dirá: amor, amor, amor,
aclamado por millones de moribundos;
dirá: amor, amor, amor,
entre el tisú estremecido de ternura;
dirá: paz, paz, paz,
entre el tirite de cuchillos y melones de dinamita;
dirá: amor, amor, amor,
hasta que se le pongan de plata los labios.

Mientras tanto, mientras tanto, ¡ay!, mientras tanto,
los negros que sacan las escupideras,
los muchachos que tiemblan bajo el terror pálido de los directores,
las mujeres ahogadas en aceites minerales,
la muchedumbre de martillo, de violín o de nube,
ha de gritar aunque le estrellen los sesos en el muro,
ha de gritar frente a las cúpulas,
ha de gritar loca de fuego,
ha de gritar loca de nieve,
ha de gritar con la cabeza llena de excremento,
ha de gritar como todas las noches juntas,
ha de gritar con voz tan desgarrada
hasta que las ciudades tiemblen como niñas
y rompan las prisiones del aceite y la música,
porque queremos el pan nuestro de cada día,
flor de aliso y perenne ternura desgranada,
porque queremos que se cumpla la voluntad de la Tierra
que da sus frutos para todos. "Grito hacia Roma" Federico García Lorca (Poeta en Nueva Yock 1930) En el 75 aniversario de su asesinato.




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El progresivo aumento del cerebro y el espectacular desarrollo de las capacidades intelectuales de nuestra especie son producto de una evolución inarmónica que ha originado infinidad de complejos psíquicos y de comportamientos aberrantes. No es el caso de compañeros de viaje nuestros como los primates antropomorfos o los insectos, infinitamente más numerosos, que nos precedieron cientos de millones de años y probablemente nos sobrevivirán: los que hoy pueblan la superficie del planeta no son sustancialmente distintos de sus antepasados de hace seiscientos millones de años. Desde la aparición del primer ejemplar, su minúsculo cerebro se reveló tan apto para adaptarse al ambiente y enfrentarse a los predadores que pudo quedar fuera de juego por el capricho de las mutaciones: su fijeza evolutiva se debe a la perfección del modelo primordial. “Elogio de la imperfección” Rita Levi-Montalcini (Turin,1909) neurobióloga 


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Tanto que mundo y espacio parecían uno el espejo del otro, uno y otro prolijamente adornados con jeroglíficos e ideogramas, cada uno de los cuales podía ser un signo y no serlo: una concreción calcárea en el basalto, una cresta levantada por el viento en la arena coagulada del desierto, la disposición de los ojos en las plumas del pavo real (poco a poco la vida entre los signos había llegado a considerar como tantos otros signos las innumerables cosas que antes estaban allí sin señalar nada más que su propia esencia, las había transformado de sí mismo y las había sumado a la serie de signos hechos a propósito por quien quería hacer un signo), las estrías del fuego en una pared de roca esquistosa, la cuadragesimovigesimoseptima -un poco oblicua- de la cornisa del frontón de un mausoleo, una secuencia de estrías sobre una pantalla durante una tormenta magnética (la serie de signos se multiplicaba en la serie de los signos, de signos repetidos innumerables veces siempre iguales y siempre en cierto modo diferentes porque el signo hecho a propósito se sumaba el signo advenido por casualidad), el palo mal entintado de la letra R que en un ejemplar de un periódico de la tarde se topaba con una paja filamentosa del papel, uno de los ochocientos mil desconchados de una pared alquitranada en un callejón entre dos almacenes portuarios de Melbourne, la curva de una estadística, una frenada en el asfalto, un cromosoma... "Las Cosmicómicas" Italo Calvino


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<<Les nostres Belles Arts han estat instituïdes, i llurs tipus i ús fixats, en una època ben diferent de la nostra i per homes que tenien un poder d'acció sobre les coses insignificants al costat del que nosaltres posseïm. Però el creixement prodigiós dels nostres mitjans, la flexibilitat i la precisió que assoleixen, les idees i els costums que introdueixen, ens asseguren canvis propers i molt profunds en l'antiga indústria del Bell. Hi ha en totes les arts una part física que ja no pot ser contemplada ni tractada com abans, que no pot ser sostreta a l'escomesa del coneixement. Ni la matèria, ni l'espaí, ni el temps. Cal esperar que tan grans novetats transformin tota la tècnica artística, i arribin potser fins a modificar meravellosament la nació mateixa de l'art.>> Paul Valéry, Pièces sur l'art (la conquesta de l'ubiquidat)



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Tinc un amic escriptor que sempre que pot abomina de la mercantilització de la cultura però que està intentant desesperadament guanyar el Premi Nadal, el Alfaguara, el Biblioteca Breu o inclús el Planeta. Em relaciono també amb altres dos o tres autors, coneguts de tots, que en les seves columnes periodístiques arremeten apocalípticament contra la partitocracia que governa Espanya, contra la corrupció rampant i contra la immoralitat de la societat en que vivim, i al mateix temps prenen part de jurats amanyats, van a actes inútils pagats suntuosament amb diner públic i organitzen camarilles de compadreix endogàmiques i mafioses. I són legió els que, invocant l’elevada missió de l’art i l’austeritat que se li deu, rebutgen els llorers i les glories mundanes justament abans que els hi són concedides a ells. En realitat, els escriptors no som molt diferents d’aquests bisbes que, després d’haver potinejat un nen, pugen a la trona per bramar contra els pecats de la carn. Hi ha dos celebres aforismes que serveixen en aquests assumptes per alleugerir la consciencia: “Fes el que jo dic, no allò que jo faig” i “Tots hem d'aprendre a viure amb les propies contradiccions”. Babelia, El País


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Tots sabem prou bé, en algun raconet de la consciència, que el suïcidi és una sortida però també una fugida vergonyosa i il·legítima i que, en el fons, és més noble i més bonic deixar-se vèncer i matar per la vida que no pas per la pròpia mà. El fet de saber-ho, aquesta mala consciència, molt semblant a la que té l'autosuficient, indueix la majoria dels <<suïcides>> a una lluita constant contra l'intent de matar-se. Com un cleptòman, lluita contra el seu vici. El llop estepari també coneix prou bé aquesta lluita i s'hi havia enfrontat amb mil armes diferents. Finalment, a la ralla dels quaranta-set anys, se li havia acudit una pensada afortunada, no mancada d'humor i que sovint l'havia de fer feliç. Havia decidit permetre's el suïcidi el dia del seu cinquantè aniversari. Havia decidit atorgar-se aquell dia, la llibertat d'emprendre o no la fugida, segons l'humor que tingués. Li podia passar qualsevol cosa: posar-se malalt, tornar-se pobre, passar penes i amargures..., ¡tot quedava delimitat, res no duraria més que uns pocs anys, mesos o dies, el nombre dels quals, a més, cada dia disminuiria! I, amb això, suportava mol més fàcilment uns mals de cap que, en altres temps, li haurien fet patir un llarg martiri, potser l'haguessin trasbalsat del tot. Quan, per la raó que fos, tot li anava pitjor, quan s'afegien a la desolació, a la solitud, a l'abandó de la seva vida nous sofriments i pèrdues, els podia dir: <<¡Espereu dos anys i seré el vostre amo!>> Llavors, amorosament, s'abandonava al plaer d'imaginar-se rebent, al matí del seu cinquantè aniversari, les cartes i felicitacions mentre ell, segur de la navalla, s'acomiadaria de tots els dolors i tancaria la porta rere seu. Ja s'espavilarien pel seu conte la gota, les migranyes i el mal d'estómac. Hermann Hesse "El llop estepari"



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Una persona com jo té, com a físic, el dret moral de treballar en l'explotació pràctica de l'energia atòmica? "Copenhaguen" de Michael Frayn. Un text considerat clàssic contemporani reconegut amb el Premi Tony al millor text teatral, Premi de la Critica de Nova York y el Prix Molière. L’obra de Frayn, ens parla de la trobada que es va produir a la capital de Dinamarca l’any 1941 entre dos vells amics, el científic alemany Werner Heisenberg, inventor de la mecànica quàntica i líder del projecte alemany per assolir la bomba atòmica i el seu antic mestre, el físic danès Niels Bohr. Una conversa feixuga enmig de clarobscurs apocalíptics utilitzant un llenguatge científic com a fórmula argumental per mostrar allò que, d’alguna manera, va poder influir en el curs de la Segona Guerra Mundial i marcar el devenir d’una part de la humanitat. "Copenhaguen" una reconstrucció històrica de rabiosa actualitat que qüestiona sí cap avenç tecnològic pot posar en risc ningú r. freixenet: “Copenhaquen” 2011




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Al fondo de este museo de Dusseldorf, en una austera silla del incómodo rincón que desde hace años le ha tocado en suerte, en la última y más recóndita de las salas dedicadas a Klee, puede verse esta mañana a la eficiente vigilante Rosa Schwarzer bostezando discretamente al tiempo que se siente un tanto alarmada, pues desde hace un rato, mezclándose con el sonido de la lluvia que cae sobre el jardin del museo, a empezado a llegarle, procedente del cuadro El príncipe negro, la seductora llamada del oscuro príncipe que, para invitarla a adentrarse y perderse en el lienzo, le envia el arrogante sonido del tam-tam de su país, el país de los suicidas. Yo sé que Rosa Schwarzer, en su desesperado intento por apartar el influjo del príncipe y la tentadora propuesta de abandonar el museo y la vida, acaba de refugiar su mirada en los tenues colores rosados de Monsieur Perlacerdo, que es otro de los cuadros de esa sala que tan celosamente custodia y en la que, si ahora alguien osara irrumpir en ella, se encontraría con una eficiente vigilante que de inmediato interrumpiría su bostezo y, poniéndose en pie, rogaría al intruso que, a causa de la frágil alarma, hiciera el favor de no aproximarse demasiado ni a Monsieur Rosa ni al Señor negro... Enrique Vila-Matas "Rosa Schwarzer vuelve a la vida"



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¿Por qué aquella joven me había hecho pensar en Milena? En el presente, cuando ocasionalmente contemplo algunas de las fotografias tomadas en Salzburg aquel año, lejano -1964-, la similitud no parece evidente, es lo mínimo que cabe decir.La joven está de perfil, en una mesa de la cena de gala. Vestida de negro, un mechón le cae sobre la frente, la mano derecha apoyada sobre el mantel, encogida, frágil, con adornos de encaje en la muñeca. La mano izquierda levantada, sosteniendo un cigarrillo. Una sonrisa en los labios, fina, apenas esbozada.Somos varios alrededor de la mesa, en esta imagen fotográfica. La cena está concluyendo, manifiestamente. Es la hora del café, del puro para los caballeros. Està esa joven, otra mujeres, dos caballeros, y yo mismo. Uno de los caballeros sigue siendo un desconocido para mí, su rostro no me recuerda nada. El segundo es George Wendenfeld. Pero quizá ya fuera Lord Wendenfeld en 1964. Sería incapaz de precisarlo.La joven que me había hecho pensar en Milena formaba parte, me parece, del séquito de Wendenfeld, fuera o no fuera lord. En esta fotografía antigua, el editor londinense la contempla con una sonrisa de indulgente beatitud. O de complicidad, tal vez. Sonreímos todos, por cierto.El fotógrafo ha captado un instante de ligereza, de connivencia distendida, convivencial. ¿Acaso sólo estamos cubriendo las apariencias, para las necesidades de la fotografía? ¿Cómo saberlo? La apariencia sería la verdad de esta imagen, en este caso. La falsa apariencia o el parecido verdadero. Está concluyendo la cena oficial, justo antes de la entrega del premio Formentor. Todo va bien. Los editores que constituyen el jurado del premio no van a tardar en ponerse en pie, uno tras otro, para entregarme cada uno un ejemplar de la traducción en su lengua de EL largo viaje. Pero no es en ese momento cuando la joven anonima me hizo pensar en Milena Jesenskà... Jorge Semprún "La escritura o la vida"



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Avui m’he proposat escriure quelcom d’enlluernador, i disculpeu la meva gosadia. Un llibre, un relat o potser només un full. Tant és. Si una de les accepcions d’enlluernar, segons el diccionari, és fascinar algú o alguna cosa amb el seu esclat, tal vegada n’hi haurà prou amb un paràgraf o amb una simple frase per aconseguir l’efecte desitjat. Per ser sincer amb mi mateix, després d’aquest punt i a part m’adono que l’anterior paràgraf no pot enlluernar ningú. Ni el paràgraf ni cap de les seves frases, tot i els meus esforços, no poden provocar en el lector la més mínima fascinació. Per tant, si vull perseverar en el meu propòsit, hauré de seguir escrivint fins descobrir aquell esclat del què ens parla el diccionari. Quantes ratlles més hauré d’escriure per aconseguir-ho? Això en aquest moment el meu possible lector ho sap més bé que no pas jo. Ell ja coneix l’extensió d’aquest escrit, una dada que jo per ara ignoro. Si és molt llarg, potser ja haurà pres la decisió de deixar-ho córrer o tal vegada —molt pitjor!— haurà començat a llegir-lo en diagonal. I sé que seria inútil demanar-li que no faci cap de les dues coses, que segueixi llegint amb atenció perquè en el moment menys pensat pot sorgir del paper l’esclat enlluernador que li he promès, de la mateixa manera —i perdoneu la barroera comparació— que al llarg d’un partit de futbol avorrit, de baixa qualitat, de sobte esdevé el gol genial (sideral, dirien els comentaristes esportius moderns) que justifica la llarga estona passada davant del televisor. Penso que arribats a aquest punt, a la vista dels magres resultats obtinguts fins el moment, seria bo aprofundir en el significat del verb enlluernar. Tornant al diccionari —és tediós, però no veig altre sistema— ja sabem que enlluernar, entre d’altres accepcions, és una manera de fascinar. I fascinar? Què és fascinar? Els filòlegs se les saben totes i mai no cauen en l’error d’incloure la paraula definida en la definició. Per això, quan cerquem el significat d’aquest verb, llegim: captivar irresistiblement amb la mirada, amb algun atractiu poderós, amb el propi prestigi. Confesso que he estat a punt de deixar-ho córrer. Però abans de llençar la tovallola m’he aixecat de l’escriptori i m’he dirigit al lavabo. Amb un esforç d’objectivitat he cercat en el mirall la mirada irresistible o l’atractiu poderós. Cap resultat encoratjador. Però em restava el darrer condicionant: el propi prestigi, una qualitat que no queda reflectida en el mirall de casa, sinó en el mirall de la percepció aliena (no em negareu que aquesta darrera frase ha estat un petit esclat enlluernador). Donant-li moltes voltes al problema, he arribat a un principi de conclusió: Penso que per ser un escriptor de prestigi cal haver creat com a mínim un escrit enlluernador, però aquesta mena d’escrit només pot fer-lo un escriptor de prestigi. Crec que d’això en diuen cercle viciós. Podria mirar-ho al diccionari, però no ho faré, perquè cada cop que el consulto quedo més inútilment enlluernat. Joan Adell Alvarez "Un escrit enlluernador" (Quimeres d'un escriptor) per a la revista Actual, abril-maig 2011


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Enmig de l'espai sense cap límit ni soroll, acotat per un horitzó inabastable i circular on s'intueix el voraviu de l'abisme galàctic, el pes de la soledat, amb tanta concentració silenciosa, hi regalima arreu. Aquests territoris encomanen al visitant la mena d'inconsciència del badoc, i a les nits, el contacte visual amb les estrelles, la convicció inequívoca de no estar sol al paradís. Un món de geologia ocre farcit de vida latent, de camins invisibles menats pels astres i el sol roent al bell mig d'una escenografia colossal, on només el vent decideix la forma i durabilitat dels cossos que hi habiten. Indrets sense màcula, llocs llunyans que el pas del temps no ha canviat gens ni mica la seva fesomia de sorra. En res no ha canviat el paisatge ni els seus oasis; es manté inalterable la cultura, la religió i la manera particular que té la seva gent d'estimar els escenaris saharians. Vet aquí doncs: la caravana de la sal, la mítica Tumbuctú, l'oasi secret i, sota la seva ombra protectora, conreus, fruiters, dàtils, sorolls: d'aigua, d'ocells, d'assossegament. r.freixenet: "Sota les estrelles un món" retratar un indret 2011



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Le conocí en La Universidad Central, era un tipo muy interesante: alto, fibroso y con el pelo cano. Fue uno de mis profesores. Él aparentaba unos 60 mientras que yo acababa de cumplir 17. Él andaba metido en el alcohol, el sexo y otras drogas, mi mundo sin embargo pasaba por las reivindicaciones  asambleárias con porro incluido y de tanto en cuanto algún morreo. Enseguida me interesé por su vida canalla ribeteada de luces y sombras. En aquellos años de mi juventud el profesor "f" era el intelectual más brillante de su generación. Convincente, con voz propia y sin pelos en la lengua. Sus críticas literarias levantaban ampollas entre algunos de los autores del pequeño país, donde la creación literaria era escasa y en algunas ocasiones incluso detestables. Dado que todo estaba por hacer, cualquiera se atrevía con una novela, un poemario o un artículo de opinión. La mediocridad, se encontraba instalada en el centro geográfico de la sociedad alcanzando tales cotas que en la actualidad aún nos persiguen. Así que él, desistió de tomar partido en una lucha desigual e imposible y se dejó ir entre alucinaciones etílicas y caídas vertiginosas en abismos metaliterarios. Mientras emprendía el largo viaje con sus demonios, yo me casaba por la iglesia con un hombre bueno y trabajador, del cual tuve hijos y me separé recientemente al cabo de 45 años. Así que, como hizo mi antiguo profesor, ahora practico el sexo libre, tomo alcohol y coqueteo con la droga.r.freixenet "f" a la meva col·lega de l'Ataneu.





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La foto s’ha esvaït, el paper ha quedat en blanc, igual com aquesta plana tot just començada, una A4 que no m’ajuda gens ni mica en la recuperació dels suposats orígens de la cosa retratada. Com un mussol miro fixament allà on hi hauria d’haver una imatge, i en el seu centre lluent només hi veig la insinuació d’una espurna, una coseta que provo de gratar amb l’ungla per veure si es desenganxa i, el que subsegueix, com a conseqüència d’haver excitat el seu punt neuràlgic, és que allò insignificant ha esdevingut una gola magníficament profunda i amenaçadora que em crida l’atenció, que m’enlluerna i em convida a visitar-la. Així que jo, tiro pel dret, m’arrio aigüera avall sense encomanar-me ni a Déu ni a sa mare, i en arribar a un estrenyiment de la canonada, allà on hi queden dipositats els sediments, em poso a explorar per veure que puc trobar-hi. Vet aquí doncs, que enmig d’aquests detritus, hi he conegut la meva companya: una preciositat incomparable de careta triangular, ulls quadrats de mirada esbiaixada que enamora, igual com la seva boca de pinyó, que em somriu d’una manera tan bonica que no m’hi puc resistir i la beso repetidament amb la meva llengua bífida. Me'n adono que he fet molta sort amb la meva parella, a més de tenir molt bon caracter i de ser educada, és la femella més ben dotada d’aquesta colònia de bacteris. Pel que fa a la foto, hem decidit de comú acord, de no deixar-nos retratar per mor de no espantar la mainada.r.freixenet: "Retrat intermitent" 2011 



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En Norbert Pla i Artigues, natural d’Arocas de Mar, era un veritable fumador de raça i la llei antitabac li era del tot indiferent, atès que tenia clar que conviuria amb el seu vici fins a la mort: “un vici per altra banda que m’emboira el cervell que em narcotitza el sentit i que em deixa els pulmons atapeïts de sutge. Vull fumar tabacs produïts dins la legalitat de laboratoris autoritzats que, en la lenta combustió, es tornin metalls fosos, corrosius, capaços d’impregnar-me fins el cap de munt amb el seu blavós verí”. Així que desafiant el sistema s’hi va revelar armant-se amb l’encenedor i tres paquets de caliquenyos dels més recargolats i, sense cap dissimulació, es va posar a fumar en tots els llocs que per llei eren prohibits. Naturalment, va ser empaitat precisament en aquells llocs i el van posar a la garjola per incívic i perillós. Des del darrere del reixat els va dir que era un contribuent honrat, que es deia Norbert i que tenia dret a fumar. Els va preguntar si no era cert que havia nascut allà mateix, a Arocas de Mar. Els va comminar que li diguessin si no era menys cert que,tret d’aquest incident puntual, ell era un bon ciutadà. I els va exigir que li expliquessin per què no podi fumar com ho havia fet fins ara encara que el matés.r freixenet:2011 Fumar mata.



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Enmig del que en queda d’una agònica ciutat de Massachusetts anomenada Lowell, quatre joves en atur calen foc als mobles de casa seva per escalfar-se. Farts de menjar-se les deixalles del llardós fasfut de la cantonada, de provocar incendis per comte d’un paio mafiós i de vendre xitybag a punta de pistola, tot d'una se n’adonen que en Ray té poders: escolta veus llunyanes mitjançant un casc proveït d’antene. L’idea consisteix en reunir gent al voltant de l’il·luminat i fer-los pagar el peatge de l’Església de la Divina Garantia. Atès que les comunicacions espacials no son el seu fort, opten per buscar-se quelcom segur; però aquesta cosa objecte del seu desig no és a l’abast de pirats, ni d’elements disposats a fer el que calgui per tal de sobreviure a la crisi i als propis caos interns, com ara: fer-ne mandonguilles dels gossos afamats que els assetgen al portal i, després de l’àpat, aprofundir en la pràctica del sexe col·lectiu i la ruïna de les drogues i l’alcohol. En aquest viatge però, a més d’ells també hi viatja el desencís, la pèrdua de valors i el somni americà fet miques que, a la fi, és un producte residual, paranoic, surrealista, i tot i així consumista; fill de la filosofia del diner fàcil i del tot s’hi val. Ateses les rialles del públic en el transcurs de l’obra, hom pot pensar que l’estratègia d’explicar-la en clau d’humor no es altra cosa que un dard enverinat per simular de treure-li ferro a tanta agonia urbana. Curiosament, les rialles han perdut volum i uns aplaudiments prims han segellat la funció sense que el drama hagi aparegut a l’escenari. Ha estat en sortir al carrer quan se li ha vist el rostre r. freixenet: 2009 Better days de Richard Dreser. Teatre Lliure. Alex Rigola


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Supe de tu viaje ojeando una revista local, supe que en tu despedida el público irrumpió en aplausos y que dejaste el escenario arropado en la gloria del artista. La gloria del artista, el éxtasis, la culminación de un sueño antiguo. Por tanto reconocimiento merece la pena viajar a donde sea... ¿O no? La primera vez que te vi tu eras el centro de atención de un grupo de mujeres que zurcían a la sombra de una tarde veraniega de posguerra, me fijé en ti por la luz que desprendías y por la gracia innata de tus movimientos de mancebo sin experiencia. Deduje entonces que aquella criatura podía ser la semilla idónea de lo que en un futuro iba a ser un artista. Sin embargo, y muy a pesar mío, ésta no fue tu elección, y en tu caso particular nada tuvo que ver lo imaginado: el embrión de artista al que me refería, y que no pongo en duda de que habitaba en tu interior, se quedó muy esquilmado en sus recursos al escoger para él un ámbito artístico tan limitado para su arte. En un determinado momento de tu vida optaste por el camino pedagógico, por la investigación y recuperación de un folclore tradicional y, en mitad de esa ruta opaca, perdimos para siempre al bailarín y coreógrafo que hubieras podido ser de no haber hecho caso de la comodidad del entorno y de los cantos de sirena, si los hubo. Pasaste de poder ser una estrella a convertirte en el más extraordinario de los trabajadores con una disponibilidad pasmosa. Las grandes empresas culturales del pequeño país de la ingratitud y la hipocresía siempre se han sostenido gracias a las aportaciones desinteresadas y al espléndido sacrificio de gente como tú, por lo que, en el mejor de los casos, con tu nombre grabado en una placa reluciente, la entrega de una medalla o unas gracias por los servicios prestados se está al cabo de la calle en cuanto al recuerdo que pueda quedar de la persona y de su arte una vez iniciado tan largo viaje...Ya ves, me enteré de lo tuyo casualmente, lo supe después de haber visto una fotografía a todo color en la portada de la mejor revista: te sacaron en una instantánea espectacular que mostraba muy a las claras tu arte de bailarín en tus años de máximo esplendor y el texto que acompañaba a esa imagen hablaba de ti con admiración y respeto, y también hablaba de tu importante gestión e influencia pedagógica en cuanto al baile y a la música tradicional, cuyo desarrollo meticuloso originó grandes logros e importantes éxitos al colectivo que te tuvo tan ocupado durante toda la vida (de ahí mi insistencia con lo del germen que no dejaste evolucionar en su día). Según mi opinión, creo que tu decisión fue un sacrificio excesivo que nadie supo valorar en su justa medida, como tampoco se valoraron adecuadamente un sinfín de coreografías, diseños de vestuario, dramaturgias, sonorizaciones, iluminaciones..., salidas de tu mano con el énfasis, la finura y el sentido de lo bello con que adornabas tus creaciones artísticas. Decía que me enteré de lo tuyo de pura casualidad y sin embargo no me sorprendió en lo más mínimo que sólo fuese de ida tu billete: la última vez que te estuve viendo, te vi con el aura dispersa, desenfocada. Te vi difuso, sin aquella luz particular que te iluminaba el sentido. La verdad es que no te vi a ti, sino a tu presencia. Sé muy bien de lo que hablo, yo mismo, sin ir más lejos, hice un camino parecido al tuyo aunque en otra disciplina. Mi mundo era el teatro, la escena, la interpretación, la coreografía, la dirección de actores. Ahora habito en los entresijos de un teatro antiguo de gran pompa, entre decorados de cartón-piedra, cortinas de terciopelo rojo y columnas de escayola. Es un lugar perfecto para alguien como tú o como yo que hemos dedicado toda nuestra vida a la servidumbre del escenario, al lujo incomparable y maravilloso de vivir vidas ajenas, de hacer creer lo que no es mezclando en adecuada proporción realidad y ficción. De que somos dos presencias no lo dudamos en absoluto: somos dos omniscientes con la facultad de poder transitar por todos los escenarios sabiendo de antemano en donde hay talento y en donde no lo habrá jamás. Hemos visto el triunfo de algunos artistas y el estrepitoso fracaso de muchos espiando desde los fondos de escenario; en esos espacios indeterminados opuestos a las embocaduras es donde suelen habitar nuestras presencias invisibles, justo en el filo imaginario de esa realficción donde los actores hacen su particular y consabido mutis por el foro..., a veces acompañados del aplauso y otras de un silencio espeso que les hunde directamente en la realidad cotidiana. rosiclrer: "Lejos de Arocas de Mar" a l'amic Joan Cruells i Ayats. 



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"LA VIDA OCULTA" de Emilio Vivar Editorial Mandala & Lápiz Cero 2007
La novela del escritor Emilio Vivar, es un laborioso entramado de historias mínimas puestas al servicio y desarrollo de su personaje central, Antonio. El texto, impregnado de ciertos matices trágicos e invisibles, aborda con decisión y eficacia el día a día de la vida oculta de un homosexual de provincias en plena posguerra. Describe con pelos y señales lo que acabará siendo un drama rural, un cómputo de tristezas en blanco y negro, cuyo esperpéntico escenario, atrapado en la grisura de un inacabable periodo de libertades truncadas, magníficas estrecheces y colosales desamparos, podía estar ubicado en cualquier villorrio del suelo patrio. Vivar evoca en su novela el modelo que utilizaba el vencedor para implantar en todo el territorio la intolerancia de unos pocos sobre la libertad de la mayoría (y de qué modo era aplicado con extrema severidad, desde el ordeno y mando y el fanático oscurantismo, aquello mezquino de quienes se sabían –según sus credos- guardianes de las verdades absolutas unos y de las almas benditas los otros). Por esos años terribles e ingratos hace deambular el autor a sus personajes en La vida oculta, en el vértigo de aquella realidad abismal y por supuesto real, exenta de toda ficción, por muy literaria que ésta sea. Sin embargo, aquí estamos hablando de la ficción de una novela de 360 páginas, capaz de hacer verosímil o no el texto que la conforma: escenarios, personajes, trama, nudo, desenlace y las voces narradoras con particulares acentos de un periodo abominable, en el que la inteligencia aprovechó para ausentarse de tanta barbarie y mediocridad. 
Aquellos eran tiempos de estraperlo, de racionamiento, de miseria y de hambre; al compás del Cara al sol, del Ave María y de las radios chillonas que, además de poner en los discos solicitados Me debes un beso, voceaban a diestro y siniestro que fumar y beber coñac era cosa de hombres. En efecto, había que ser muy hombre y no era suficiente con la apariencia, uno se veía en la necesidad de reprimir ciertos impulsos que pudieran dar pie a equívocos cercanos a lo pecaminoso, a esa enfermedad contagiosa y viciosa de los invertidos (¡éste era el nombre; éste, el estigma!). Así que uno andaba por la acera correspondiente siguiendo el canon establecido por la moral y las buenas costumbres, que no era otro sino el de ser muy hombre a todas horas. La vida oculta de Emilio Vivar evidencia que tanto unos como otros actuaron en connivencia para establecer un tipo de puritanismo enfermizo, sujeto a la más pura y dura de las represiones sexuales de que se tenga noticia, por lo que en aquel país adolescente, había que disimular los primeros escarceos a ciegas con los subidones de testosterona, frenarlos, ahogarlos a lo sumo en la pila del agua bendita, y, como castigo por unos pecados de la carne que apenas si se entendían, afrontar penitencias larguísimas e incompresibles. Así era como los otros les querían, limpios de cuerpo y pensamiento, para desterrar del horizonte local y, para siempre, las manoletinas compartidas a la vera del río, los tocamientos impuros en los retretes, y en cuanto a los adultos, aquello relacionado con la pluma, el exceso, el desahogo y el puterío canalla dentro y fuera del matrimonio. 
La historia de Antonio, fuera del contexto pertinente, más que triste puede parecer patética. Aparentar que uno no era maricón en aquel tiempo suponía una tarea harto complicada que, invariablemente, conducía al mundo del sexo innombrable, a lo pecaminoso, lo abominable, en definitiva, a la homosexualidad, cuya práctica a escondidas, en la sordidez de un callejón sin salida de cualquier extrarradio, era un riesgo para ambos amantes. Darse placer mutuamente individuos de igual sexo, además de obscenidad viciosa era pecado mortal... Semejante elección sexual tan vieja como el mundo la calificaba el sistema como desviación severa del instinto o enfermedad muy grave y en extremo difícil de guarecer. Para el infractor, suponía de inmediato la aplicación de la Ley de Vagos y Maleantes. La vida oculta, puede suscitar la vieja teoría de que son los ciclos y no el devenir quienes gobiernan el rumbo de la cotidianidad, y que con semejante horizonte a la vista sería posible especular en la futurología que al final de unos años oscuros siempre empieza una etapa de reconstrucción novedosa, fértil y abundante, donde las expectativas de crecimiento deberían estar garantizadas de facto. A toro pasado, visto el intríngulis planteado en la obra desde una perspectiva actual, hay que concluir que en poco o en nada ha cambiado el asunto desde entonces. La intolerancia sigue campeando a sus anchas en todo el territorio nacional y en otros territorios. El estigma persiste en el imaginario colectivo y no se advierte que pueda extinguirse a corto plazo. No obstante, la sociedad moderna acepta de entrada cualquier militancia o pertenencia al colectivo gay (no en vano se hace llamar moderna), cuando todo el mundo sabe que el derecho a escoger es una falacia, un espejismo inventado a propósito por una sociedad de doble moral, para que la libertad sexual, aparentemente sostenible, no pueda entrar en crisis, pese acusar reiterados colapsos. Sobre la entrada en crisis, como consecuencia de un pésimo e incompetente adoctrinamiento, y sobre los espejismos, alguien dijo que se podría morir de éxito; dijera lo que dijera, éste fue el resultado directo y único responsable del final de cuarenta años de oscuridad y de calvario: a unos se les murió el padre, de peritonitis y de complicaciones múltiples; a los otros la madre, de soledades y de olvidos masivos. La vida oculta no es otra cosa sino el resultado de un trabajo de investigación considerable, un esfuerzo intelectual en solitario a lo largo de una cantidad importante de tiempo que, con tesón y mucha duda, ha podido ver la luz en forma de libro. Por ello tenemos que congratularnos de ser conciudadanos de un autor de la valía de Emilio Vivar y felicitarle por la publicación de su obra. rosicler: 2008



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"Como un clavel sangrante me revienta 
 la palabra amor en la boca" de Sonia Jug
Tan provocativo título podría sugerirle al lector alguno de los textos transgresores del mayo francés con la afilada dialéctica de aquella juventud que luchó por un sueño. Los sueños, esas cosas fantásticas que parecen gravitar alrededor de uno y que en raras ocasiones se hacen realidad..., de realidad y ficción se alimenta el poeta para construir su verso, de igual manera se nutre Jug que, sin fisuras, desnuda sus intimidades literarias en este poemario. Su presentación tuvo lugar en uno de los parajes más hermosos de la Costa Brava conocido como el Convent de Blanes. En su casa, entre pinos y mar, invitó a los blandenses a que la acompañaran aquella tarde de estío... (a pesar de que la asistencia de convecinos fue discreta, la concurrencia de foráneos hizo que el número de asientos bajo la carpa fuera insuficiente). Felicité a la autora, la felicité por el esfuerzo que supone publicar un libro, por el mucho empeño que hay que poner antes de afrontar la página vacía y poder tirar de los hilos invisibles de esas deidades que inspiran al poeta. Reitero que la felicité, lo hice por su valentía de hacer públicos unos poemas que según para quién deberían haber permanecido inéditos en lo más hondo de un cajón... y, sin embargo, ella utilizó su poética de una manera descarnada para airear a los cuatro vientos unos versos intimistas que, en realidad, forman o deberían formar parte de la condición humana. ¿O es que la palabra amor en el siglo XXI ha entrado en crisis y hablar de ello no está bien visto?. Como sea que anden las cosas del querer en esta sociedad hipócrita, si se me permite, prefiero regresar a la idea de sobrevivir con dignidad a la soledad del escritor, a su esfuerzo por dar alcance a nuevos objetivos, a su tesón inquebrantable por llenar con buenas ideas el espacio en blanco y poder atrapar entre sus dedos una pizca de reconocimiento... En el caso del escritor imaginario al que me refiero, estoy por afirmar que incluso se conformaría con un éxito mínimo, el suficiente para ser leído por alguien más que no fuese él. La noticia de que alguien de la comunidad ha publicado un libro nos tendría que alegrar, alegrar y estar contentos de que existan algunos solitarios como Sonia Jug escribiendo en su rincón favorito, para que otros puedan leer sus poemas de amor candente, sus versos transportados página tras página hasta el límite geográfico del todo o del nada, del contigo o del sin ti... Jug narra de manera explícita ese estado de permanente urgencia que ataca a los amantes, ese deseo irrefrenable que siente la piel al frotarse con otra piel y, en el abrazo, la mixtura de ambas salivas bajo el rojo satén... Qué se puede decir frente a unos poemas provocados donde no se dirime otra cosa sino pasión humana, y no sirven de nada las críticas ni los buenos o malos augurios, puesto que la última palabra siempre la tiene el lector: el lector que cuestiona un verso, según él, nacido de un rebrote juvenil, el lector que dice sentir vergüenza ajena ante tanto furor amatorio, el lector “amigo” que, por comodidad, no quiere opinar... y, por último, están los que sí dicen gustar de la poesía amorosa de la Jug. Esos lectores son, en realidad, quienes tendrían que aportar la riqueza del sentimiento poético que se les propone. Mi respeto y admiración para todo aquel que sea capaz de hilvanar historias en verso o en prosa, para entretenimiento de la mente, alimento del espíritu, gimnasia de la inteligencia... Y en especial a la poeta de Blanes Sonia Jug, la misma a la que, como un clavel sangrante, le revienta la palabra amor en la boca. r. freixenet: 2006



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“El Mossèn de les Putes” de Joan Adell Álvarez
Es tracta d’un llibre amb una coberta raríssima que te més a veure amb una pel·lícula de romans de baix pressupost que no pas amb un volum de contes, en la que no hi és el nom del guanyador del premi. El mossèn de les putes i 13 contes més, és el títol del recull on en primer lloc hi ha el conte de Joan Adell amb una extensió de nou pàgines. Dins la brevetat d’aquest espai l’autor explica el darrer període –convenientment fragmentat- de la vida de mossèn Aureli al tercer pis del número deu del carrer de Sant Sever. Tot i que Joan Adell pertany a una de les generacions que l’Església Catòlica va castigar amb més duresa, en el cas de El Mossèn de les Putes, ha fet una incursió respectuosa i amable dins el col·lectiu dels capellans de barri. Mossèn Aureli no és de cap manera el capellà putero que l’autor podia haver retratat sinó que el dibuixa com un sant baró, un ésser adoctrinat per fer el be entre les persones que ho necessiten, un veritable missioner africà del Casc Antic barceloní capaç de deixar la sotana penjada d’un clau per be de no perjudicar el negoci més antic del món establert a sota de casa seva. Joan Adell, des de la distància de la seva prosa elegant no ha fet altra cosa que explicar dues qüestions dins un mateix temps narratiu: una és El mossèn de les putes, un fet tangible, palpable i de bon llegir... l’altre es la història submergida del passat llunyà que no es veu ni es toca ni es pot desxifrar, però que es deixa imaginar... imagino doncs, que Joan Adell a l’obra equidistant (la que manté enfonsada i aparentment allunyada de l’abast del lector) hi planteja tot l’assumpte del perquè un joc d’interessos tan extraordinari mai no ha esdevingut conflicte, i ans que la falta de previsió posi amb risc qualsevol meandre del concert establert, amb un recurs literari eficaç resol de soca-rel els problemes que es poguessin generar. Com s’explicaria sinó el difícil equilibri en el què han conviscut al llarg del temps les capelles, esglésies i catedrals, tenint les cases de putes tant properes.? D’això precisament tracta el text ocult sota El mossèn de les putes. La història invisible de l’Adell exemplifica la bona convivència de tots dos negocis i demostra raonadament, que tan els mossens Aureli del barri com les senyores Lola (les madames) de les cases de barrets, al llarg dels anys, han sigut els interlocutors idonis per solucionar qualsevol vestigi de possible conflicte entre uns i altres. Desprès de llegir El mossèn de les putes, no me’n vaig poder estar d’apropar-me a l’escenari d’aquesta ficció –si havia recorregut la Vaneau com no fer-ho amb el St. Sever-, volia trepitjar aquell entramat de carrerons del Barri Gòtic barceloní per on mossèn Aureli havia deixat la seva empremta de bonhomia... passejava per els indrets ombrívols del carrer del Bisbe, St. Sever, St. Honorat, St. Domènec del Call i, a la placeta de St. Felip Neri, hi vaig copsar la petja d’un alè que es diluïa dòcilment en el baf arraconat d’una munió de personatges deixats de la ma de déu, que a dures penes i inútilment, maldaven per no ser esborrats del cap de qui els construïren sobre el paper... Sé que podria especular en la possibilitat d’un somni, però no ho faré pas, perquè ara puc dir que n’estic ben segur de la seva presència volàtil... ho dic amb un pel de recança i també amb un xic de basarda, perquè al establir conversa amb una veïna (que anomenaré la Bubois) vaig tenir la rara sensació que m’estigués esperant per explicar-me algunes de les seves vivències infantils tan afins amb els personatges, l’escenari, la temporalitat i atmosfera del conte de Joan Adell. La Bubois, sense haver-ne sentit a parlar mai d’aquest conte ni de la ficció que amaguen les seves pàgines, el va ampliar amb les imatges en moviment de la seva realitat: deia que per davant del seu portal de St. Sever hi havia vist passar a molts mossens de sotana llarga i a les “madames” de les cases de meuques que hi havia a tocar... sostenia un pel irònica, que anaven envoltades de les seves “nenes” perquè, de tant en tant, convenia ensenyar el gènere... la Bubois em va donar detallada informació sobre les cases de barrets que al llarg del temps es van obrir i tancar en aquell indret farcit de capelles, esglésies i catedrals, i a l’hora que ponderava la bona convivència de tot plegat afegia que de sempre l’entesa havia estat satisfactòria. Aleshores, eren temps grisos de postguerra i la Bubois era una nena que veia passar a un mossèn amb la capa flamejant al vent: “era alt i prim, de llarguíssima sotana i lleugera gambada... amb una ma feia voleiar un maletí de cuiro, amb l’altre subjectava sobre el cap un barret negre de capellà...” Aquella estampa de tonalitats sèpia es la que ha perdurat fins avui dins la seva retina, la imatge d’un mossèn de poques carns, veí de St. Sever, amable i generós; per a ella un de tants mossens. El mossèn Aureli d’aquesta història podria ser una de les cares amables de l’església integrista d’avui, la que a la seva ràdio amplifica l’insult i el trencament d’una Espanya amb aparença de pròpia, i que amb el seu més que evident distanciament no ha volgut establir un codi de conducta adient amb les necessitats de les societats modernes. Aquest no era el tarannà de mossèn Aureli, ell coneixia les mancances i el que feia falta a la gent, ho sabia encara que a tot estirar només fos un mossèn de barri, un soldat ras de la suposada multinacional de la fe. El Mossèn de les putes de Joan Adell és d’aquelles peces literàries que per senzilles i naturals sembla que es puguin escriure d’una tirada dins l’espai que ocupa una tarda de diumenge. Certament, la història és tan mínima i flueix a tanta velocitat que s’esmuny amb un no res de l’horitzó del lector... i tanmateix, provoca ganes d’anar enrera, de tornar al començament del conte, a la frase: L’atzar va dur-lo a viure... Hi ha algú que no li agradés de començar així una història? Res no és fàcil i escriure com ho fa Joan Adell demana ofici, disciplina i moltes més coses que no apareixen en el seus textos, però que hi son... l’Adell amb aquesta obra s’hi ha lluït i s’intueix que ha fruit escrivint-la. Aquest conte i la novel·la que ha presentat darrerament, marcaran un abans i un desprès en la manera d’estructurar i narrar noves histories. Desprès de El Nàufrag i El Mossèn de les putes, Joan Adell Álvarez ens pot donar moltes sorpreses. r. freixenet: 2007


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“En tu hi vaig trobar la companya amable, l’amant apassionada i, ben aviat, la mare dolça i abnegada dels nostres fills. Van ser anys de plenitud, la realització de tots els meus somnis, dels nostres somnis. 

De vegades em deies, Albert, tinc por! No sé si és possible tanta felicitat. Jo, segur de mi mateix, segur de tu, t’escoltava rient-me’n dels teus recels. De què has de tenir por, amor meu, si ho tenim tot” (“El nàufrag”)

Això és el que diu la novel·la, però, tots sabem que les novel·les menteixen. No poden fer altra cosa. 

Sr. Alcalde... Senyores... Senyors... Us donem les gràcies per haver vingut fins a la casa dels llibres on hi viuen endreçades totes les paraules per donar la lluentor necessària a l’acte de presentació d’”El Nàufrag”. La novel·la de Joan Adell Álvarez. L’obra d’un escriptor de casa nostra, distingida a ses illes amb el Premi “Rei en Jaume”. 

En efecte, les novel·les menteixen i aquesta, per descomptat, també ho fa. Les novel·les, el teatre, el cinema, l’òpera, els “culebrots” televisius menteixen. Fins i tot la cançó de la nostra vida és una mentida. La veritat és que tothom que escriu novel·les o explica històries de gènere menteix. No poden fer altra cosa perquè ens ho puguem creure..., però en el cas d’El nàufrag, l’obra que avui presentem, us puc avançar que el seu autor ha mentit tot el que es pot mentir. També puc afegir que ha mentit amb coneixement de causa i assegurar amb confiança que mentint no ha fet res més que dir la veritat. 
La veritat... 
Harold Pinter l’expressa d’aquesta manera la veritat a La ética de lo posible: "No hi ha grans diferències entre realitat i ficció, ni entre el que és vertader i el que és fals. Una cosa no és necessàriament vertadera o falsa; pot ser al mateix temps vertadera i falsa”. I encara afegeix: "Aquestes afirmacions tenen sentit, i s’apliquen a l’exploració de la realitat a través de l’art. Així que com a escriptor, les mantinc, però com a ciutadà no puc; com a ciutadà he de preguntar: Què es veritat...? Què es mentida...?" 
Les preguntes llançades a l’atzar per l’artista, són el desllorigador de tot plegat? O només una resposta versemblant a l’encanteri que patim els lectors davant d’un text intel·ligent, que no és altra cosa, sinó el forat imaginari per on ens colem dins la novel·la sense ser vistos? O tenen a veure amb el per què d’aquelles històries mínimes originades per una veu narradora al voltant d’un foc remot? Tant si és veritat com si és mentida. El que ens expliqui la veu narradora d’una bona novel·la ens ho podem ben creure, i més encara, si aquesta veu l’intuíssim enfilada a l’espatlla, a tocar d’orella. Si això passés, no hauríem pas de patir, perquè en tot cas, només es tractaria d’una veu subtil i aparentment absent qui, com per art d’encanteri, ha sabut “muntar-s’ho” per seguir ensibornant al lector fins avui. 
Avui tenim motius per sentir-nos orgullosos de la creativitat literària i de les fites assolides per un dels nostres veïns. Avui, encara que sigui per una estona, tenim motius per somiar un municipi diferent, on la cultura surt de les capelletes, per fluir fins l’últim racó del nostre Santelm, i ens aglutina a tots com a poble que sap apreciar els seus beneficis. 

“Tu saps que mai no vaig sentir-me integrat dins la petita societat pobletana de Santelm. Les poblacions d’aquesta mida apleguen tots els vicis de les grans ciutats, però cap de les seves virtuts, i sempre vaig fer meva una frase del meu pare: els carrers del poble t’omplen de fang les sabates i el cervell” (El Nàufrag, pagina 28) 



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Com molts de vosaltres, la meva coneixença amb Joan Adell ve de lluny. Però no ha estat fins fa un temps que hem encetat una relació diferent, una entesa entre col·legues tardana i fructífera. Tots dos compartim el gust per l’escriptura i, de tant en tant, ens deixem papers l’un a l’altre. Ho fem per mirar d’avançar en aquesta arquitectura enrevessada de la construcció d’històries, i del més difícil, com fer servir la paraula per explicar-les. Per Walter Benjamin, la paraula ha de ser essencialment precisa. Escrita amb la distància necessària per no deixar rastre... petja... vestigi... flaira... Res... de... res. Com un naufragi. Així veig jo El Nàufrag de Joan Adell. Una novel·la escrita amb un punt d’indolència. La crònica sentimental i provocadora d’una societat massa sovintejada. Un compendi lúcid, enginyós i, fins i tot, pràctic d’allò que anomenem modernitat, d’allò que després d’haver-ho dit ens deixa tan amples. Al marge de com les vulgui fer de complicades les relacions entre els seus personatges, el cert és que en “Juanitu” de ca l’Adell és posseïdor de nombrosos reconeixements per la seva obra. Fen-se el desmenjat i, de mica en mica, assoleix tot allò que es proposa dins l’àmbit dels premis literaris. L’Adell no es cansa de repetir (amb certa sornegueria) que ell pertany a la infanteria de les lletres petites. Que se sent inserit dins el col·lectiu dels qui els agrada imaginar històries de “lo quotidià” segurament, per poder-les tenir atrapades sobre els fulls en blanc del seus reculls de tapes negres. També cal afegir que els seus escrits, traspuen una considerable càrrega intel·lectual, servida per una prosa impecable, continguda, precisa i molt eficaç que es fa palesa en la manera en que ha ensinistrat els dos narradors, per portar a bon terme tota la ficció esmerçada a El Nàufrag. 

Diu Vila-Matas: "En front de la ficció hi ha tres maneres, tres actituds per afrontar-la: els que escriuen per entretenir o per semblar molt importants i en realitat només son solemnes i avorrits. Els qui tenen una percepció del món mitjançant una sèrie de sensacions, experiències i idees, que els hi son pròpies i que hi han arribat pel sistema d’eliminar tot el llenguatge mort. I finalment, els qui busquen ser invisibles. Els que es difuminen a l’interior del text i deixen que sigui el propi lector qui estableix-hi relació directa amb la historia que té al davant". 
Com aquests últims escriu Joan Adell: servint-se d’un joc de miralls clandestí, enlluerna el lector deixant que sigui el propi text qui el condueixi al particular univers on hi pot trobar tot allò que en algun moment de la vida ha pogut imaginar (de ben segur que els tipus humans que hi desfilen pels papers no poden deixar indiferent ningú). El circ ambulant acabat d’inventar l’està esperant precisament a ell, per fer-li observar que hi poden haver altres maneres ben curioses de convivència i de poder-se relacionar les persones; malgrat la persistent dificultat que imposa en tot moment el viure quotidià, d’un món que ha estat calcat pel seu autor de la més coent realitat. El mirall desplegat a propòsit no fa altra cosa que mostrar als quatre vents la seva imatge de nàufrag, que en algun moment (si no hi posa remei) haurà d’assolir per causes sempre alienes a ell mateix i per tot allò que no ens cansem de repetir-nos: “La culpa de tot el que ens passa la tenen els altres”. 
Que tots portem un nàufrag en el nostre interior més recòndit no cal ni dir-ho, d’alguna manera, som hereus d’un gran naufragi, d’una gran desfeta, d’una desgracia colossal i d’un maleït desempar. 
Com l’Albert, el protagonista narrador de la novel·la, que ens diu: "És condemnable qui, quan tot el seu entorn s’esfondra, intenta reeixir? Jo veig el món com un oceà empestat de nàufrags conformats amb el seu destí, fatigats de bracejar inútilment contra les ones". 
El mateix Roberto Bolaño en parla: dels que han arribat al final del camí i als seus peus s’obra una falla de dimensions considerables. Parla dels qui estan penjats a l’aresta, en el límit rocós més proper al buit.Precisament Bolaño que sempre va tenir present el repte com la manera de fugir de la repetició i l’estereotip. 
A El nàufrag, Joan Adell fa que tots els personatges destil·lin fins a la nàusea el tipus de buidor emprada per la societat contemporània. La família protagonista és un clar exemple de com pot ser de complicada la convivència en una casa benestant (en aquest cas s’ha fet servir d’escenari una casa de Santelm, però el que passa a la novel·la es susceptible de poder ser extrapolat a qualsevol dels indrets imaginaris de l’autor). Fent una ullada al text, el que d’immediat s’intueix és la difícil convivència del matrimoni protagonista. Els seus dos fills. L’amic de tota la vida d’ell i l’amiga confident d’ella. També es pot apreciar, amb quin menyspreu els miren de cua d’ull els socis del Club Nàutic (tot i ser gent del seu status social, de la seva mateixa corda), on la família hi te el iot i la canoa últim model. I no cal parlar dels treballadors de la fàbrica, uns assalariats desagraïts que no paren de ficar el nas en els afers particulars dels seus amos. En la privacitat del matrimoni. En la dels seus amics tan íntims, o en l’estrany comportament del nen i de la nena. La parelleta de fills malcriats que sistemàticament atempten contra la moral amb les seves actituds dissipades i, entre cometes vicioses, que donen molta feina a les llengües esmolades de Santelm. Tot plegat, servit dins l’entorn poc amable d’un d’aquests pobles de la costa que han volgut créixer amb massa presa. D’aquestes desmesures desproveïdes de personalitat pel mal gust dels virtuosos de l’especulació salvatge i la seva follia congènita de ser els més rics del cementiri. En aquest punt, em permeto tornar a la novel·la: "Per molt que ara volgués explicar-te què sent un home quan, tot d’una, descobreix que la dona –la seva dona- fingeix al llit, no ho entendries. Entre altres coses perquè ets una dona. Quan de forma no volguda vas descobrir-me el teu trist secret, portàvem disset anys de matrimoni. Comprendràs que la pregunta que em vaig plantejar fos gairebé immediata: des de quan? Una pregunta per a la qual encara avui estic content de no tenir resposta. Moltes de aquelles nits que tornaves de Barcelona, “d’anar de compres i fer gestions”, havent sopat, inexplicablement per a tu, jo et buscava el cos. Gairebé sempre em rebutjaves, “estic molt cansada, Albert”, però per a mi ja era una satisfacció haver-te obligat a refusar-me. La setmana següent, jo hi tornava i tu ja no gosaves negar-t’hi de nou. Quan això succeïa, em rebolcava damunt teu amb indescriptible sensació de fàstic, però, alhora, els teus gemecs fingits de puta casolana em provocaven un goig impagable. Sí, tot plegat una mica morbós, ho reconec. Però, amor meu, ningú no és perfecte". 
Insisteixo amb que la història escrita per Joan Adell es una ficció i, alhora, també es una realitat, la realitat que viu prop de casa nostra. S’ha dit abans. Les novel·les estan fetes precisament d’aquests dos conceptes tan antagònics. I no s’hi pot fer altra cosa. En el cas d’El Nàufrag, encara que sembli contradictori, l’aiguabarreig resultant és un material sensible, enginyós, subtil, directe i d’una realitat sostenible, amanit amb una generosa mesura de sarcasme per poder afrontar amb certa dignitat les veritats i mentides d’això que en diem “lo quotidià”. Tots som conscients que el nostre dia a dia ens menteix, n’estem assabentats, i fem veure que no ho sabem. Què voleu que faci un novel·lista com Joan Adell, per ser llegit? No pot fer altra cosa que incorporar a la seva prosa aquest plus subjacent d’absoluta versemblança que sempre apareix llegint una bona novel·la. Dic que és una bona novel·la, perquè és plausible la historia que s’explica. Perquè els personatges són propers, i el que senten i els hi passa, susceptible de ser reconegut. Perquè el seu autor, és un perfecte desaparegut a tota la lectura. Només ens deixa un seguit d’escletxes per poder espiar les intimitats tan sols insinuades dels personatges. Tota la resta, si cal anar més lluny, serà en tot cas, per compte del lector. És recomanable, entre altres coses, perquè el joc d’estratègies que s’estableix tot just començar la novel·la es manté fins al final sense grinyolar gens ni mica, gràcies a l’encertada recreació malaltissa que ho controla tot i que és capaç d’arribar a tot arreu en el transcurs de la trama. Perquè l’autor sap vestir els diferents escenaris amb les atmosferes adequades i s’arrisca molt a l’explicitar fets puntuals ans que aquests succeeixin, sense que això faci perdre al lector l’interès pel que està llegint. I perquè a la fi, aconsegueix el perfecte encaix de totes les peces que comporta aquest joc d’interessos humans plasmat a El Nàufrag. 
Per totes aquestes coses, m’ha agradat llegir aquesta ficció de Joan Adell tan susceptible de no ser-ho. Una ficció capaç de crear diferents universos d’incomunicació entre els sis personatges que la conformen. El món que els envolta. Les seves fantasies inconfessables. La influència desbordada d’ego que els caracteritza i el gruix de mesquinesa instal·lat a les seves petites vides. 
Ho deia Alfonso Reyes: quan parlava d’una ficció mental, d’una ficció verbal que aconsegueix crear un altre món quan els fets irreals casen amb les paraules: així, com més concert hi ha es diu que una obra literària és versemblant. L’art de dir mentides rectament o cosa nova que s’afegeix allò existent. Vet aquí com la paraula pot anar a cavall entre la realitat i la ficció. Totes dues tenen la suficient solvència com per ser cregudes degudament. Qui gosaria qüestionar l’existència real i efectiva d’una cosa com la Realficció en els nostre dies? Molta de la literatura es nodreix tot sovint d’aquests conceptes, basats precisament en l’ambigüitat que suposa el fet de narrar històries damunt el voraviu del que és vertader i el que és fals. Efectivament, sobre aquest límit finíssim i invisible on l’ingeni de vegades esdevé novel·la, Joan Adell ha construït El Nàufrag, ha escrit la seva obra literària complint amb els requisits que exigeix el gènere, perquè el lector pugui passejar la mirada pels territoris indeterminats d’aquest viure nostre d’absoluta ficció, on els conceptes veritat i mentida no són antagònics, sinó moneda de canvi. 
En efecte, les novel·les menteixen. I no poden fer altra cosa. Però com diu Vargas Llosas: aquesta només es una part de la història. L’altra és que mentint expressen una curiosa veritat, que tan sols es pot dir dissimulada o amagada, disfressada del que no es. I és que, ja ho deia Mae West: “Narrar és com jugar al pòquer. Tot el secret consisteix en semblar mentiders quan s’està dient la veritat”. 

“Semblar mentiders quan es diu la veritat” o mostrar l’evidència del que és i del que no és, precisament, aquest és el joc d’estratègies que, des d’antic, hem acceptat de les novel·les, i tot i estar assabentats que no diuen la veritat insistim amb la dèria de deixar-nos arrossegar per la fal·lera de reconstruir-les, perquè, hem de convenir, que en general, som de naturalesa mimètica i tenim gran facilitat per fer noves versions de tot allò que ens agrada llegir: dins el nostre cap transformem personatges i escenaris originals, i no cal dir, que més d’un cop, hem sentit enveja per l’obra d’un altre... Tot això, be donat per el plaer de llegir? O per la profunda convicció de sentir-nos els únics protagonistes al bell mig de la realitat? La realitat... La que neix paral·lela al procés creatiu de tota lectura i suggereix un seguit de sensacions sense dir-ho. Es pot afirmar doncs que amb l’acte de llegir ens apropiem del text i la realitat d’aquest, i que el resultat final de la lectura presentarà un altre tipus de realitat, és a dir, una variant novel·lesca que també podem anomenar veritat. Així que, si parlem de la veritat, com a lectors, també ens hauríem de preguntar: què es veritat..? Què es mentida..? 

text i presentació de r. freixenet estol per a la presentació de "El nàufrag" novel·la de Joan Adell Álvarez a la Biblioteca Comarcal de Blanes, el dia 18 d'octubre de 2007


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